Presentación

Algunos jóvenes de Valdemorillo se lanzan a la aventura del ínter raíl por Europa. Algunos de ellos nos han propuesto publicar sus experiencias en Valdemorillo.com. No solo nos ha parecido muy bien, sino que desde la web hemos decidido ampliar la cobertura a todo aquel usuario que decida contar su relato de estas o pasadas vacaciones.

Si quieres contarnos tus paseos por la T4 de Barajas, lo guapo que era aquel holandés que te "roneó" en un bar de Playa de Aro, el timo que te hicieron en Estambul, o lo malos que son los conductores de Nápoles, solo tienes que mandar tus "letrillas" a viajeros@valdemorillo.com. Por favor, "buen rollito" que estamos de viaje, y lo breve y bueno, dos veces bueno. Que seáis felices.

viernes, 29 de junio de 2007

Llegada a Praga

La noche anterior a la partida hacia Praga, hicimos la ruta del chupito que nos transportaba por numerosos bares de Berlín con una parada final en un club que cerraba al amanecer. Entre bar y bar nos ofrecían un chupito, y dentro de los bares más de lo mismo (de ahí el apodo ruta del chupito).

Para que negar que amanecimos bastante tarde y algo reticentes a abrir los ojos dado el ajetreo de la noche anterior, pero aun así, nos levantamos haciendo un gran esfuerzo para comprobar que la tormenta no había acabado. Armadas con un paraguas diseñado para media persona nos dispusimos a colarnos en el metro (donde por cierto no hay controles, así que colaros libremente) para ir nuestra adorada Alexander Platz (reconocible por su torre).

El día paso entre truenos y relámpagos, por lo que a las 22 ya estábamos metidas en la cama arropadas hasta las cejas, dispuestas a irnos a dormir ya que al día siguiente teníamos que levantarnos a las 4.30.

A partir de aquí comienza la gran muestra de habilidad de mi amiga Marta. Una vez habiéndonos colado en el metro hasta llegar a Haberdorf o algo así (estación de tren), tuvimos que reservar los asientos. Marta decidió empeñarse en que todos los trenes llevaban mesita y que ella quería un asiento con mesita, a pesar de la insistencia de la señora de que en este tren de eso no había. Una vez bajadas siete plantas hasta llegar al andén 2, nos dispusimos a buscar nuestro sitio dentro del tren. Este estaba situado en una pequeña cabinita de lo mas acogedora, que nos permitía la posibilidad de tumbarnos ocupando todos los asientos para que al dormirnos el trayecto se nos hiciera más corto. A mitad del viaje se adentraron en nuestro vagón unos señores autóctonos de la República Checa que se empeñaron en que lo más adecuado para las 10 de la mañana era tomarse innumerables chupitos de vodka que traían en una petaca, con la consiguiente invitación para que formáramos parte de su fiesta matutina.

De repente, llegamos a una estación que decía claramente Praha, pero según Marta nosotros llegábamos a la 13. 21 y esa no era nuestra parada bajo ninguna circunstancia. La pedí que confirmara la hora de llegada, y entonces vio que en realidad llegábamos a las 11.21, pero que seguro que esa NO era nuestra parada. Gracias, y repito gracias, a una señora que nos reclamaba nuestros asientos como suyos, descubrimos que aquella estación era el final del trayecto y que debíamos bajarnos en menos de un minuto si no queríamos acabar en Budapest. Con una manta en la cabeza, coca-colas rodando por el suelo, y tirando las maletas fuera del tren, logramos bajarnos.

Por si no habíamos tenido suficiente, nos tocaría coger el metro (en un idioma de lo más claro). El metro de Praha consta de únicamente 3 líneas, y vosotros os diréis es imposible perderse en ella conociendo la magnitud del metro de Madrid, pero os equivocáis. Con nuestras discretas maletas a cuestas, subimos y bajamos unas 5 veces las mismas escaleras en busca del andén B (por cierto, en este metro también nos colamos). Por fin llegamos a Namesty Republic (nuestra calle) y nos adentramos en nuestro hostal que para que os hagáis una idea, es un fiel reflejo de la película Hostel. Deshicimos las maletas y en menos de 3 minutos nuestra habitación ya parecía más confortable, es decir, estaba llena de mierda.

Lo demás, es otra historia....


Marta&Beatriz